jueves, 17 de septiembre de 2015

LOS COLORES Y COMO INFLUYEN EN NUESTRA MENTE - DIANA CABALLERO

Alguien dijó una vez:
Los colores expresan las principales funciones psíquicas de la persona: pensamiento, sentimiento, intuición y sensación.”
El psicoanalista Carl Gustav Jung, no se equivocaba. Desde siempre, los colores han sido parte fundamental del ser humano quien ha buscado encontrar, en ellos, una complicidad intrínseca con el medio, realzando sus virtudes y valores.

A partir de la premisa de que los colores tienen su propio valor de expresión e influyen de forma directa en el estado de ánimo de las personas, se busca crear e instaurar una cromoterapia que se ocupe activamente de los trastornos psíquicos y las enfermedades psicosomáticas.

Aunque esta es una teoría recién retomada, no es una postulación nueva. Ya desde los tiempos de las antiguas civilizaciones griega y romana la teoría de la influencia del color en el cuerpo humano había sido adoptada por filósofos y físicos.

Los colores tienen su propio valor de expresión e influyen de forma directa en el estado de ánimo de las personas/
 
Una de las aportaciones más importantes sobre esta rama la dio a conocer Empédocles con su teoría humoral, que mantiene que el cuerpo esta construido por cuatro sustancias básicas, llamadas humores ( una especie de líquidos), cuyo equilibrio indica el estado de salud de la persona y todas las enfermedades y discapacidades resultarían en un exceso o déficit de alguno de esos humores.
Cada humor tenia asignado un color: rojo, amarillo, blanco y negro; que representaban los cuatro elementos del mundo (fuego, agua, tierra y aire) y eran también los cuatro colores sagrados de la alquimia. El hombre podía entonces ser sanguinario, colérico, flemático o melancólico.


Actualmente, y siguiendo la división establecida por la óptica y la psicología experimental, existen dos grupos bien concretos: colores cálidos -también llamados avanzantes- y colores fríos – o retrocedentes-.
Los primeros están formados por el rojo, anaranjado, amarillo y el blanco. Estos favorecen los procesos de adaptación y de animación estimulante y excitantes, son tonalidades que dan la apariencia de “ser más próximas” pues otorgan mayor sensación de volumen.
Los segundos mantienen entre su gama al azul, añil, violeta, índigo y negro.  Se encuentran relacionados con un proceso de oposición y caída, mantienen un poder sedante, apaciguador y producen una “sensación de lejanía”.
Cada persona esta, de alguna manera, asociada a un color concreto que la caracteriza de los demás. Conocer el color de la imagen personal es el propósito de la cromoterapia (y posteriormente se buscara, como en la época de los humores, nivelar esa simbología). Conocer nuestro color dependerá de tres factores:
  • El color se sienta bien para la persona
  • El color armonice con sus tonos naturales (piel, cabello, ojos)
  • El color mantenga una estrecha relacion con nuestra personalidad
La experta Núria Chillón Carranza advierte que el color ha formado parte inherente de nuestra cultura, desde tiempos ancestrales. Se les ha percibido como capaces de afectar el estado de animo y cada tonalidad es asociada a una carga simbólica, consecuencia del uso que cada civilizacion hace de ellos.


En nuestra vida cotidiana, ya sea decoración, vivienda o vestido, los colores que elegimos transmiten sentimientos, valores y emociones. Su fuerza radica en los mensajes cromáticos que emiten, pues mantienen la capacidad de influir en nuestro estado de ánimo y la percepción que otros tienen de nosotros.
Cada persona cuenta con connotaciones que influyen en la elección que ella misma haga de su vida en torno a la coloración que prefiera. Al escoger una tonalidad para un día en concreto -ya sea a través de un pañuelo, corbata o prenda de vestir- estamos influyendo en nuestra propia percepción de un estado de ánimo que gravitará poderosamente en los logros y acontecimientos de esa jornada, y más importantemente, en nuestra propia felicidad o sentido del bienestar.

 Al escoger una tonalidad para un día en concreto estamos influyendo en nuestra propia percepción de un estado de ánimo

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