La editorial Trotta está
llevando a cabo una encomiable labor con esta monumental edición de la Obra completa del psiquiatra suizo Carl Gustav Jung (1875-1961), el padre de la “psicología de las profundidades”: la
investigación de la psique humana y el pozo insondable del inconsciente. Veinte
tomos completarán la versión española definitiva de la obra de Jung, basada en
la edición alemana revisada por el autor. Notas explicativas, comentarios e
índices, además de las excelentes traducciones, la convierten en referencia
ineludible.
A Jung se lo lee con la fascinación que provocan
los maestros espirituales, y su público suele sentirse más cercano a la
mitología, el simbolismo o el esoterismo que a la psicología pura. Su obra se
presta a ello, a tenor de su eclecticismo temático —mitología, antropología,
religión, literatura—, pues trasciende el ámbito de la psicología clínica.
Jung, como todo creador genial, contribuyó con sus ideas al enriquecimiento de
la humanidad, igual que Goethe, Nietzsche y Freud, los tres autores a los que
más admiró desde que tuvo conciencia creadora.
Y la tuvo a edad
temprana. La vida de Jung parecía destinada desde su infancia al trato con el
alma y con lo sagrado. Hijo de un pastor protestante y de una madre inclinada
hacia lo parasicológico, desde niño se sintió un ser aparte, dada su exuberante
fantasía y su perpetua obsesión por encontrar significado a sus sueños y demás visiones
extraordinarias. Lo dominaba también el ansia de conocer a Dios. De joven
experimentó la atracción de lo numinoso, lo
sagrado, mientras descubría el poder fáustico que se agazapa en la naturaleza
humana, tan deudora del bien como del mal. Jung se hizo médico y se especializó
en psiquiatría, motivado por la lectura de un manual en el que se decía que
esta disciplina, centrada en el estudio de las enfermedades de la personalidad,
estaba en mantillas; él anhelaba curar lo que hasta entonces se consideraba
“incurable”. Durante nueve años trabajó en el célebre sanatorio suizo de
Burghölzli. Allí, como ayudante del singular doctor Bleuler, experimentó con el
método de la asociación y conoció el psicoanálisis de Freud. Se casó con una
rica heredera, pero también se enamoró de una de sus pacientes: Sabine
Spielrein; la joven se curó y, tras diversos avatares, llegó a ejercer también
como analista (el caso inspiró la película “Un método peligroso” de David Cronenberg).
El encuentro personal entre Jung y Freud fue
memorable, y entre los dos hombres saltaron chispas de entendimiento y pasión
intelectual, incluso dio pie a fenómenos parapsicológicos y a una relación
transferencial; aunque el choque de estas dos fuertes personalidades terminó en
ruptura absoluta y dolorosa. Freud sostenía que la neurosis y la psicosis
tenían su origen en un conflicto sexual infantil no resuelto; su lema para
alcanzar las curaciones rezaba “todo es sexualidad”. Jung disentía objetando
que, si bien la sexualidad es un potentísimo generador de conflictos y
trastornos psíquicos, no lo explica todo. Porque hay que tener en cuenta los
elementos espirituales para sumergirse en las vastedades del alma, en sus
dioses y en sus demonios, a fin de curar las enfermedades mentales.
En su búsqueda de las raíces del alma, Jung se
preguntaba ¿qué pistas nos conducen hasta
ellas? Su respuesta fue amplia:
contamos con el patrimonio espiritual de la humanidad, y este entraña un piélago
simbólico, de creencias religiosas y arquetipos. Jung se convirtió, provocando
con ello la animadversión de Freud, en el psiquiatra de lo “místico y lo
espiritual” ya que afirmaba que mitología, psicología de las religiones,
ocultismo, astrología, y hasta numerología y alquimia, vinculaban el estudio de
la libido y el inconsciente.
En este contexto de
divergencias con Freud surgió la primera gran obra de Jung: Transformaciones y símbolos de la libido,
publicada en 1912; reelaborada y ampliada, verá la luz en 1952 bajo el título
de Símbolos de transformación. Este
libro fundamental es mucho más que una obra de psicología; erudita y literaria,
se inscribe en la línea de las grandes creaciones que han hecho soñar a la
humanidad al ampliar sus horizontes de conocimiento. Jung formuló aquí su
teoría de los arquetipos; también, que la libido —esa fuerza primordial
inconsciente— es, más que energía sexual, “energía vital”. El arte y el sentido
de lo sagrado potencian la energía vital; alentarlos ayudará en la cura de
neurosis y psicosis, que sólo son estados deficitarios de energía. Aquí revisó
con todo lujo de detalles mitos y símbolos tales como la génesis del héroe, la
atracción de la madre, el sacrificio y el renacimiento espiritual en pos del
proceso de individuación que culmina en el sí mismo, y que constituye el centro
de toda la obra de Jung.
Tipos psicológicos |
http://morenoclaros.blogspot.com.es/2014/03/carl-gustav-jung-en-editorial-trotta-y.html
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