Personas religiosas tendrían menos propensión a la
depresión y ciertas aptitudes cognitivas, revela nuevo estudio. ¿Es la
religión un opio necesario?
De manera polémica para algunos,
estudios han encontrado un vínculo entre personas identificadas como
religiosas, una menor tendencia a la depresión y hasta un mejor
desempeño cognitivo. El resultado de este
estudio
publicdo en el jornal de psiquiatría JAMA y realizado por el profesor
Harold . G Koening de la Universida de Duke, constrasta con
este otro estudio
realizado por un psicólogo de la Universidad de Rochester cuya
conclusión fue que las personas ateas suelen ser más inteligentes que
las religiosas.
En el estudio resciente realizado por
Koening, se halló que las personas religiosas tenían un neurocórtex más
grueso que las personas no religiosas (se piensa que la depresión está
asociada a un adelgazamiento de córtex).
Analizando el estudio, el Dr. Majid
Fotuhi profesor invitado de la Universida de Harvard, apunta a que “El
estrés es uno de los grandes asesinos de neuronas. Causa altos niveles
de cortisol, y el cortisol es tóxico para el hipocampo. Una de las
formas para reducir el estrés es la oración. Cuando se está rezando
concentradamente la mente está tranquila”.
Otro elementos que se ha ligado a la
salud del cerebro es el elemento comunitario de las congregaciones
religiosas, algo que parece paliar los efectos que tiene la soledad en
la salud. La socialización “detona endorfinas al cerebro. Es difícil
saber si ocurre por los amigos o por la religión, pero mejora la salud
cerebral a la larga. También se ha visto que las personas introvertidas
que no participan tienen más probabilidades de tener Alzheimer”.
Por último, Koening también cita el
beneficio cognitivo de estudiar la Biblia y ensayar procesos cognitivos
complejos al manejar conceptos abstractos como suelen haber en la
metafísica y en la teología.
Existe, sin embargo, también la
posibilidad de que ciertos cerebros con estas características tengan una
tendencia a la religión –y no sea la religión la que mejor la salud
cerebral, sino que sea ya una predisposición genética.
En estudios de neurociencia que se
entrelazan con ciencias sociales hay que tener cierta reserva ante las
conclusiones que se generan –en muchos sentidos la hipótesis llega a
influir en los resultados y los grupos en los que se hace el estudio
difícilmente suponen un universo que aplica para diferentes países o
regiones. Al mismo tiempo es difícil poder aseverar que la religión está
asociada con la inteligencia y la salud mental, cuando históricamente
se ha visto que, al menos entre fanáticos, suele generar actos de
violencia, de discriminación y de poco criterio racional. Dicho esto, es
evidente que el acto de rezar puede rendir ciertos beneficios
neurofisiológicos. Para esto no es necesario ser religioso, se puede
practicar meditación, repetir mantras o hacer ejercicios de
visualización sin profesar ninguna fe religiosa.