Mary Ann Mattoon (1 de octubre de 1924 - 2 de noviembre de 2006) fue una
psicóloga, psicoterapeuta y analista junguiana de Minnesota, Estados
Unidos.
Mattoon comenzó a interesarse alrededor de 1960 por la obra de Carl Gustav Jung, el psiquiatra suizo y fundador de la psicología analítica. En los años sucesivos, aportó significativamente al desarrollo teórico de la técnica terapéutica basada en estos principios, como asimismo a su difusión en el Medio Oeste de Estados Unidos. Falleció a causa de un paro cardíaco el 2 de noviembre de 2006, a los 82 años de edad.
Mattoon comenzó a interesarse alrededor de 1960 por la obra de Carl Gustav Jung, el psiquiatra suizo y fundador de la psicología analítica. En los años sucesivos, aportó significativamente al desarrollo teórico de la técnica terapéutica basada en estos principios, como asimismo a su difusión en el Medio Oeste de Estados Unidos. Falleció a causa de un paro cardíaco el 2 de noviembre de 2006, a los 82 años de edad.
“Puede considerarse que el concepto junguiano de compensación amplía el
concepto freudiano de la realización del deseo. Ambos conceptos reflejan
la observación de que los sueños proporcionan contenidos ausentes de la
conciencia. Sin embargo, los dos conceptos difieren por el hecho de que
la compensación brinda lo necesario para la integridad o totalidad del
individuo, en tanto que la realización del deseo meramente sirve al ello
o al yo (…)
Una figura se caracteriza como objetiva cuando aparece en el sueño como un individuo real en su relación igualmente real con el soñante. La figura se caracteriza como subjetiva cuando aparece representando en el sueño parte de la personalidad del soñante (…)
Jung utilizó el ejemplo de un sueño en el cual un amigo aparece bajo la forma de una oveja negra. Si el amigo es alguien a quien el sujeto no ha visto durante largo tiempo, la figura debe enfocarse subjetivamente: el soñante tiene una “oveja negra” en su psique. Pero si el amigo es alguien que en ese momento reviste importancia en la vida del sujeto, la interpretación será objetiva: el amigo es una persona deshonesta, o hay algo oscuro entre él y el soñante (…)
A mi entender, esas figuras no humanas pueden caracterizarse de acuerdo con los mismos criterios que las figuras humanas. Un felpudo, por ejemplo, podría interpretarse objetivamente como algo en donde nos frotamos los pies o, subjetivamente, como aquella parte del sujeto que lo torna susceptible de verse “pisoteado” (…)
Jung comparaba el sueño con “un teatro en el cual el mismo sujeto que sueña es el escenario, el actor, el apuntador, el productor, el autor, el público y el crítico” (…) En ningún caso mencionó al director, aunque von Franz afirmó que “el soñante es… el director”. No importa cómo se enumere a los funcionarios, el sí-mismo puede ser considerado el director.”
Una figura se caracteriza como objetiva cuando aparece en el sueño como un individuo real en su relación igualmente real con el soñante. La figura se caracteriza como subjetiva cuando aparece representando en el sueño parte de la personalidad del soñante (…)
Jung utilizó el ejemplo de un sueño en el cual un amigo aparece bajo la forma de una oveja negra. Si el amigo es alguien a quien el sujeto no ha visto durante largo tiempo, la figura debe enfocarse subjetivamente: el soñante tiene una “oveja negra” en su psique. Pero si el amigo es alguien que en ese momento reviste importancia en la vida del sujeto, la interpretación será objetiva: el amigo es una persona deshonesta, o hay algo oscuro entre él y el soñante (…)
A mi entender, esas figuras no humanas pueden caracterizarse de acuerdo con los mismos criterios que las figuras humanas. Un felpudo, por ejemplo, podría interpretarse objetivamente como algo en donde nos frotamos los pies o, subjetivamente, como aquella parte del sujeto que lo torna susceptible de verse “pisoteado” (…)
Jung comparaba el sueño con “un teatro en el cual el mismo sujeto que sueña es el escenario, el actor, el apuntador, el productor, el autor, el público y el crítico” (…) En ningún caso mencionó al director, aunque von Franz afirmó que “el soñante es… el director”. No importa cómo se enumere a los funcionarios, el sí-mismo puede ser considerado el director.”
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