https://historiadelfascismo.wordpress.com/2016/08/15/wotan-como-arquetipo-el-ensayo-de-carl-gustav-jung-por-kerry-bolton/
En la atmósfera de des-nazificación después de
la Segunda Guerra Mundial, Carl Jung, el fundador de la Psicología Analítica,
se encontró acusado de tener simpatías“nazis”. Si bien Jung era un
hombre de “Derecha” [1], su ensayo que explica el Hitlerismo como una evocación
de Wotan, como un reprimido arquetipo del inconsciente colectivo alemán, lo
puso en la larga lista de intelectuales sospechosos que fueron acusados de ser
apologistas del Nacionalsocialismo [2]. Él fue afortunado de haber estado en
una nación neutral [Suiza] después de la Segunda Guerra Mundial.
[1] Jung nunca repudió el elogio que hizo a Franco o a
Mussolini. F McLynn,Jung: A Biography, Londres, 1997, pp. 351-352.
[2] Martin Heidegger fue otro ejemplo principal. Véase
de Hugo Ott, Martin Heidegger: A Political Life, Londres, 1993.
Ciertamente la escuela de Jung de Psicología no se
hace atractiva para la Izquierda en general ni para grandes cantidades de
judíos en Psicología. Un reciente biógrafo de Jung habla de su alejamiento con
su mentor Sigmund Freud:
«Freud mismo estaba inclinado a creer que sus
problemas con Jung tipificaban una incompatibilidad general entre judíos y Gentiles, que Jung odiaba la
“judeidad” o el Psicoanálisis y que quería substituírlo por una versión
cristianizada. Aquí había una ironía en efecto. Freud había querido que Jung
fuera un apóstol para los Gentiles, para impedir que el Psicoanálisis se
convirtiera en una secta judía. Pero Jung desempeñó el papel de Pablo en un
sentido completamente diferente. Así como Pablo había substituído las
enseñanzas originales de Jesús por una “cristología” neo-platónica, del mismo
modo Jung propuso un Psicoanálisis purgado de los elementos que habían
mantenido al Freudismo aislado y encerrado como una construcción de judíos
vieneses» [3].
[3] F McLynn, op. cit.,
pp. 228-229.
De aquí que cuando Jung dio su “conferencia sobre
Wotan”, que fue primero publicada en 1936 [4] y publicada de nuevo después
de la guerra como parte de una colección de observaciones analíticas acerca del
mundo moderno [5], él lo hizo como un médico que diagnostica un fenómeno, no
como un cruzado político. Él estaba ofreciendo observaciones y explicaciones en
una manera desapegada y académica, lo que siempre es difícil de entender para
muchos en la academia.
[4] C. G. Jung, “Wotan”,
Neue Schweizer Rundschau, Zúrich, Marzo de 1936, Nº 3. En castellano en http://editorial-streicher.blogspot.com/2011/06/c.html
[5] C. G. Jung, “Wotan”,
en Essays on Contemporary Events, Londres, 1947, cap. 1.
Arquetipos
La concepción de Jung de la psique como formada por
tres “capas”, incluyendo al inconsciente colectivo, es brevemente explicada en
este volumen [Thoughts and Perspectives, vol. 4] en mi ensayo “Odin y
el Imperativo Fáustico”, donde el ensayo“Wotan” de Jung también es
mencionado. Los arquetipos, en la psicología junguiana, son prototipos de
símbolos que son heredados y residen dentro del inconsciente. Estos símbolos
trascienden la psique individual y son heredados de la colectividad de nuestros
ancestros. Ellos son por lo tanto universales en el nivel más primario, en el
sentido de existir una “raza humana”, y ellos son también racialmente
específicos, en el sentido de que la “raza humana” llegó a ser diferenciada
(suponiendo que no siempre lo fue), y diferenciada posteriormente en términos
de cultura.
Wotan es un arquetipo del inconsciente colectivo
germánico. Al explicar la influencia de las formas psíquicas en la Humanidad,
Jung volvió al arquetipo de Wotan en una carta a su amigo el diplomático y
escritor chileno Miguel Serrano. Jung cuando escribía eso en los años ’60
estaba intentando sugerir remedios para la difícil situación moderna del hombre
civilizado. A la vez que evitaba la sociedad de masas que estaba siendo
acelerada por la tecnología, Jung declaró que el hombre moderno, o al menos el
occidental, debe tratar de encontrar su identidad individual sin retirarse al
hiper-individualismo: “Solamente puede descubrirse a sí misma [la persona]
cuando se encuentra profunda e incondicionalmente relacionada con algunos y
generalmente con muchos individuos con los cuales ella tendrá una posibilidad
de compararse y de conocerse” [6].
[6] C. G. Jung a Miguel Serrano, Zúrich, 14 de Sept.
1960; en M. Serrano, El Círculo Hermético, 1965, segunda parte.
Dentro de esta asociación más amplia del individuo hay
capas de experiencias ancestrales heredadas transmitidas durante milenios;
depositados en el inconsciente personal del individuo, que en sí mismo es una
parte del inconsciente colectivo, los motivos recurrentes se convierten en
proto-símbolos o arquetipos. La psique es como un depósito o memorias que no
sólo pertenecen a las experiencias propias de alguien sino también a las experiencias
colectivas de los antepasados de aquél, abrazando el sentido más amplio de la
raza y la cultura, y que en último término son la historia de una memoria más
genérica en su nivel más elemental y universal. Las capas de la psique pueden
ser vistas como análogas a las capas del cerebro humano, que es un registro
fisiológico de la evolución cerebral que incluye el más primordial sistema
límbico y el núcleo central, y el más reciente, la corteza
cerebral.
Según Jung, “Dioses, Demonios e Ilusiones” son nombres
para los habitantes heredados de la psique, individual y colectivamente:
«Ya sea que los llamemos Dioses, Demonios o Ilusiones,
ellos existen y funcionan y resucitan con cada generación. Tienen una enorme
influencia tanto en la vida individual como en la colectiva, y, a pesar de su
familiaridad, son curiosamente no humanos. Esta última característica es la
razón por la que han sido llamados Dioses o Demonios en el pasado y porque han
sido comprendidos en nuestra Era científica como las manifestaciones psíquicas
de los instintos, en tanto que representan actitudes habituales y
universalmente ocurrentes, pensamientos-forma. Son formas básicas, pero no
manifestaciones personificadas o, en otro sentido, imágenes concretizadas.
Poseen un alto grado de autonomía, el cual no desaparece cuando la imagen
manifestada cambia. » [7].
[7] C. G. Jung a M. Serrano, Ibid..
Los complejos psíquicos reprimidos siguen influyendo
no sólo en el individuo sino también en la colectividad. Es comúnmente bastante
sabido que la represión provoca enfermedad mental en un individuo. Sin embargo,
el mismo principio se aplica a la represión en naciones y culturas enteras. Si
esos complejos reprimidos no son identificados e integrados, ellos se
manifiestan en otras formas malsanas. Una explicación junguiana de la represión
es que
«Hay un consenso general de que muchas de las cosas en
el inconsciente se han hecho inconscientes a consecuencia de la represión. (…)
Esto significa que hay algunas cosas que son inconscientes que, en algún momento
u otro, han sido conscientes, y “represión” es una palabra usada para indicar
que eso ha sucedido. La represión está muy estrechamente relacionada con el
olvido.
«…aunque podamos haber
olvidado algo, hay un sentido importante en el cual aquello está todavía “allí”
en nuestra psique, y esto es lo que queremos significar al decir que es
inconsciente» [8].
[8] David Cox, Analytical
Psychology: An Introduction to the Work of C G Jung, Suffolk, 1973, pp.
59-60.
Las cosas que son reprimidas son aquellas que
debilitan nuestra imagen de nosotros mismos si las recordáramos (D. Cox, Ibid.,
p. 61). De aquí que a los germánicos, habiendo sido una comunidad cristiana
durante siglos, se les haya requerido reprimir su paganismo ancestral, y Wotan
de esa manera se convirtió en un arquetipo relegado a la “sombra” del
inconsciente colectivo de aquella gente, pero siguió existiendo a pesar de
todo. Si bien la represión podría desempeñar un papel saludable en el
desarrollo individual, es por lo general indeseable. El junguiano David Cox
continúa:
«La primera razón de por qué
la represión es más mala que buena, es que significa la pérdida de alguna parte
de uno mismo. Cuando olvidamos totalmente algo que hemos pensado o hecho, o
algo que nos ha sucedido, no es simplemente un asunto de olvidar aquella cosa,
sino que también rechazamos ver que somos la clase de persona capaz de
comportarse de la forma en que lo hicimos […]. Puede ser que haya cosas que serían tan
destructivas para el carácter de un hombre si él no las reprimiera, que es
mucho mejor que ellas permanezcan reprimidas, y es cierto que hay momentoas
apropiados para todo, de modo que pudiera ser que sea mejor no recuperar una
memoria reprimida en algún momento particular» (D. Cox,Ibid., p.
62).
La segunda razón de por qué la represión es
responsable de tener consecuencias negativas es que
«…aunque el resultado de la
represión pueda ser que no sabemos de alguna tendencia particular dentro de
nosotros, aquella tendencia está todavía allí y es capaz de interferir con
nuestros objetivos conscientes. […]Las tendencias reprimidas son capaces de causar
toda clase de distorsiones peculiares en nuestro comportamiento, sólo porque no
sabemos acerca de ellas. Cuando comprendemos que tenemos tendencias de una
clase particular podemos hacer algo por tratar de controlarlas, pero mientras
ellas permanezcan inconscientes no podemos ejercer ningún control sobre ellas
en absoluto» (D. Cox, Ibid., pp. 63-64).
Al entender los conceptos de represión, la sombra
y el inconsciente colectivo, uno comienza a ver por qué Jung se
acercó al Hitlerismo con una actitud esperanzada, en cuanto a que se trataba de
una manifestación a una escala masiva de una potencialindividuación de
una nación entera por medio del des-velamiento del arquetipo reprimido y su
canalización hacia el consciente, más bien que dejarlo ulcerarse en una manera
subterránea y en último término destructiva. Tal ascenso hasta la conciencia
era, sin tener en cuenta el resultado final, una necesidad, porque los
germánicos todavía tenían esos complejos no resueltos que estaban entrando en
la Era tecnológica. Parece haber habido algo que fue despertado por la
combinación de salvajismo y tecnología de la Primera Guerra Mundial, y, como
indica el poema (citado abajo) del soldado Hitler, él ya estaba consciente de
eso en 1914.
Cuando un paciente busca la ayuda de un analista, este
último intenta llevar a la conciencia los complejos reprimidos que están
influyendo inconscientemente al individuo. El mismo patrón de recuerdos y
complejos reprimidos reside dentro del inconsciente colectivo de un pueblo.
Jung al presenciar el resurgimiento masivo de primitivas pasiones germánicas,
llamó “Wotan” al arquetipo de la “sombra” o aspecto reprimido de los
germánicos. Para Jung esto era de mayor importancia que un estudio de los
fenómenos sociales, políticos y económicos para entender la repentina y a
menudo frenética mobilización de los alemanes bajo Hitler. De Wotan, Jung
declaró a Miguel Serrano que:
“Cuando, por ejemplo, la creencia en el dios Wotan
desaparece y nadie más piensa en él, el fenómeno originariamente llamado Wotan
permanece; solamente su nombre cambia, y como Nacional-Socialismo ha renacido
en gran escala. Un movimiento colectivo consistente en millones de individuos,
cada uno de los cuales muestra síntomas de wotanismo, prueba, por consiguiente,
que Wotan nunca muere en realidad y que, por el contrario, retiene su vitalidad
original y su autonomía” (Serrano, El Círculo Hermético,Ibid.).
Nuestra conciencia sólo imagina que ha perdido a sus
Dioses; en realidad ellos están todavía allí y sólo se necesita una cierta
condición general a fin de traerlos de vuelta en todo su vigor. Esa condición
es una situación en la cual una nueva orientación y adaptación son necesarias.
Si esta cuestión no es claramente entendida y no se da ninguna respuesta
apropiada, el arquetipo que expresa esa situación, en este caso Wotan,
interviene y trae de vuelta la reacción, que siempre ha caracterizado a tales
épocas [9].
[9] C. G. Jung a M. Serrano, op. cit.
Si bien se ha escrito mucho que ha sido de una
naturaleza sensacionalista acerca de Hitler siendo poseído por demonios, o
controlado por fuerzas ocultas, etc. [10], desde la perspectiva junguiana es
relevante preguntar si Hitler era el individuo mediante el cual el arquetipo de
Wotan fue “traído de vuelta en todo su vigor”, manifestándose en “una
nueva orientación y adaptación“. Hitler parece haber estado consciente de
la fuerza Wotanista apareciendo en la conciencia en las trincheras de la
Primera Guerra Mundial, cuando él escribió un “extraño poema“ [11]
durante el otoño del primer año de aquella guerra:
“A veces voy en tempestuosas noches
al roble de Wotan en el tranquilo bosque,
para tejer un pacto con poderes oscuros.
Las runas evoca para mí la luz de la Luna.
Y todos los que de día están llenos de atrevimiento,
¡ante la fórmula mágica son pequeños!
Ellos visten acero brillante, pero en vez de entrar en
combate,
como estalagmitas se congelan.
Así se separa lo falso de lo genuino.
Meto la mano en el nido de las palabras
y doy entonces a los buenos y justos,
con mi fórmula, bendición y prosperidad”.
[10] T. Ravenscroft, The
Spear of Destiny, Maine, 1973; J. H. Brennan, The Occult Reich, Nueva
York, 1974; F. King, Satan and Swastika, Hertfordshire, 1976, etc.
[11] Este poema de Hitler de 1915 apareció publicado
en el libro de John Toland, Adolf Hitler, Nueva York, 1976, p. 64. N del
T: Cierta traducción castellana que circula de este poema contiene
inexactitudes que hemos corregido en base a la versión original en alemán, y
revisando traducciones en inglés, francés, portugués e italiano, que también
difieren en su interpretación del texto de Hitler.
El poema se lee como una elección e iniciación de los Einherjar
de Wotan en las trincheras de la guerra, en preparación para los batallones de
camisas negras y marrones que iban a ser formados en gran parte por veteranos.
Toland comenta que unas semanas más tarde Hitler «hizo una portentosa
profecía a sus camaradas: “Ustedes oirán mucho acerca de mí. Sólo esperen hasta
que llegue mi tiempo”» (Ibid.).
De los problemas que enfrentaba el hombre occidental
moderno que había entrado en la Era tecnológica sin haber integrado las capas
psíquicas de épocas anteriores, y que por lo tanto estaban reprimidas, los
alemanes eran los más problemáticos. El barniz cristiano impuesto era más
delgado entre ellos que en otros, según Jung, y los dioses paganos estaban más
cerca la superficie. El reprimido arquetipo de Wotan hizo a los alemanes como
colectividad propensos al histerismo colectivo, lo que no impedía, sin embargo,
una vida generalmente normal, tal como el individuo histérico puede ser en
general normalmente funcional. Dicho arquetipo fue reconocido en la Historia
como el “furor germanicus”, y eso era lo que Hitler estaba canalizando
[12]. Cuando Jung escribió su ensayo acerca de Wotan él hizo aquello a fin de
mostrar cómo sus teorías acerca delInconsciente Colectivo habían sido
verificadas. Se trataba de una advertencia al hombre moderno para que
reconociera e integrara lo que estaba siendo reprimido antes de que los
arquetipos de la “sombra” irrumpieran en una manera aplastante y destructiva.
[12] C. G. Jung, Collected
Works, Princeton, 1970, vol. 10, p. 185.
El concepto de la “sombra” es importante en la
psicología analítica. Si bien la “sombra” implica todo lo que es oscuro y
diabólico que ha sido reprimido por el hombre civilizado, también lleva
impulsos creativos e instintos sanos. De acuerdo a Jung, todos los arquetipos
desarrollan efectos favorables y desfavorables. Ellos reflejan una polaridad o
lo que Jung llamó un complexio oppositorum [13]. El analista junguiano
procura unir esos conflictivos opuestos dentro del individuo para crear una
persona integrada o total, o lo que en la psicología junguiana es llamado la
“individuación”, lo que Jung llamaba una persona “total” [14].
[13] C. G. Jung, Psychological
Types, Londrs, 1933, p. 55.
[14] C. G. Jung, Collected
Works, “The Archetypes and the Collective Unconscious”, 1959, vol. 9,
Parte 1, p. 275.
Esto también podría ser visto como la contraparte
psicológica de la dialéctica de la Historia de Hegel: la de tesis, antítesis y
síntesis. La analogía se le ocurrió a McLynn, quien escribe que la “individuación”
es, “como en el sistema de Hegel, la auto-actualización del principio último
del mundo, el cual, en términos de Jung, es la psique objetiva. El sistema de
Jung es así una versión psicológica de la objetificación de la Historia
de Hegel” [15]. Por esta razón Jung abogó por un enfoque de “esperar y ver”
ante el ascenso del Hitlerismo, más bien que hacer denuncias inmediatas e
histéricas, ya que se trataba de un despliegue potencial de una dialéctica
psicológica, y existía la posibilidad de una individuación colectiva para un
pueblo entero. Esto también podría proporcionar un ejemplo de cómo la Humanidad
podría entrar en la Era tecnológica, cuando, como afirman los junguianos, su
psique está todavía bajo la influencia de capas anteriores de la experiencia
psíquica inconsciente que data de milenios.
[15] F. McLynn, op. cit.,
p. 300.
El Ensayo de Jung: “Wotan”
El ensayo “Wotan” fue escrito en 1936, tres
años después de la asunción de Hitler. Jung tenía contacto con el Movimiento
de la Fe Alemana, aliado del Hitlerismo, y conocía a su líder Jacob Hauer,
que había asistido a las Conferencias Eranos en Ascona, Suiza, donde
había impresionado a Jung con sus charlas acerca del inconsciente racial
usando el concepto de Jung del inconsciente colectivo como base [16].
Jung insistió, incluso después de la guerra, que ya que cada arquetipo contiene
tanto el bien como el mal, era imposible saber inmediatamente qué curso tomaría
el Nacionalsocialismo [17]. En cuanto al ensayo mismo, Jung había observado que
en Alemania “un antiguo dios de la tormenta y el frenesí, el largamente
inactivo Wotan, vuelve a despertar, como un volcán extinguido”, mientras
que en la Rusia soviética una adoración de la ciencia se manifestaba también
como una erupción violenta contra lo metafísico.
[16] R. Cavendish (ed.), Encyclopaedia
of the Unexplained, Londres, 1989; J. Webb, “Carl Gustav Jung”, p.
129.
[17] C. G. Jung, Collected
Works, vol. 10, op. cit., p. 237.
La manifestación embrionaria había sido observada
entre los jóvenes alemanes después de la Primera Guerra Mundial, los cuales
vagaban por el campo para estar en contacto con la Naturaleza, volviendo al ethos
pagano en un mundo de tecnología que se había hecho nihilista. Jung notó que
incluso ritos Wotanistas habían acompañado a dicha manifestación:
“Lo hemos visto [a Wotan] cobrar vida en el Movimiento de la
Juventud Alemana, y desde el comienzo la sangre de varias ovejas fue derramada
en honor a su resurrección. Armados con mochilas y laúd, los jóvenes rubios, y
a veces muchachas también, eran vistos como vagabundos inquietos en cada camino
desde el Cabo del Norte hasta Sicilia, devotos fieles del dios andariego” (Jung,
“Wotan”).
Jung se refería aquí a los genéricamente denominados Wandervogel
y otros grupos similares que se rebelaban contra el materialismo de la
burguesía, comenzando durante finales del siglo XIX. Aquél fue el comienzo de
un movimiento que era una reacción contra el mundo moderno, que terminó por
contribuír a la aparición del movimiento hippie durante los años ’60 y
’70 [18], fuertemente influído por inmigrantes alemanes [19].
[18] Antes de su subversión y descarrilamiento por las
drogas y doctrinas izquierdistas, el hippismo era un movimiento
autonomista y de vuelta a la tierra, que evitaba el modernismo y la tecnología.
En un reciente documental de televisión acerca de los hippies de Nueva
Zelanda, titulado “Dirty Bloody Hippies”, uno de los pioneros de ese
movimiento allí comentó que aquél fue destruído por la introducción de drogas,
con “los estadounidenses viniendo yentregando LSD gratis”. Curiosamente,
el uso de LSD por parte de la CIA y el reclutamiento del gurú psicodélico
Timothy Leary por el agente de la CIA Cord Meyer, son ahora bien conocidos.
[19] G. Kennedy y K. Ryan, Hippie
Roots & The Perennial Subculture, California, 2004, p. 6.
Gordon Kennedy relaciona directamente ese retorno a la
Naturaleza que se manifestó en Alemania entre la juventud, con el renacimiento
del Paganismo Germánico y con Wotan y otros dioses antiguos [20]. Kennedy y
Ryan describen esto como “un enorme movimiento juvenil que era tanto
anti-burgués como pagano teutónico en su carácter, compuesto sobre todo de
muchachos alemanes de clase media, organizados en agrupaciones autónomas” (p.
15).
[20] G. Kennedy (editor), Children
of the Sun: A Pictorial Anthology: From Germany to California 1883-1949,
California, 1998, p. 7.
«El resurgimiento atávico podía
haber tomado formas diferentes a la del Hitlerismo, pero como Jung y otros
observaron, Hitler era un mago, un “chamán”, y un “avatara” [21], capaz de dar
forma y expresión a la “sombra” germánica. En 1937 Jung describió a Hitler como
“un médium… el portavoz de los Dioses de antaño”…» [22].
[21] C. G. Jung Speaking:
Interviews and Encounters, W. McGuire & R. F. C. Hull (eds.),
Princeton, Nueva Jersey, 1977, pp. 126-128. Una selección de dichas entrevistas ya publicamos en http://editorial-streicher.blogspot.com/2014/12/carl-g-jung-entrevistas-1933-1939.html
[22] P. Bishop (ed.), Jung
in Contexts, Londres, 1999.
Véasehttp://www.scribd.com/doc/6919618/JUNG-IN-CONTEXT1
Desde los Wandervogel y movimientos similares
de la juventud descontenta, la rebelión atávica fue asumida por las masas de
desempleados, entre quienes había muchos veteranos de guerra, cuyos vagabundeos
no eran por entre las colinas y el campo sino por las deprimidas calles de la
Alemania de Weimar.
“Más tarde, hacia el final de
la República de Weimar, el papel errante fue asumido por miles de desempleados,
quienes eran encontrados en todas partes en sus viajes sin objetivo. Hacia 1933
ellos ya no vagaban, sino que marchaban por cientos de miles. El movimiento de
Hitler literalmente puso en marcha a toda Alemania, desde niños de cinco años a
veteranos, y produjo el espectáculo de una nación que emigraba de un lugar a
otro. Wotan el vagabundo estaba en movimiento. Él podía ser visto, pareciendo bastante modesto,
en la casa de reuniones de una secta de gente simple en Alemania del Norte,
representado como Cristo y sentado en un caballo blanco. No sé si esa gente
estaba consciente de la antigua conexión de Wotan con las figuras de Cristo y
Dionisos, pero no es muy probable” (Jung, “Wotan”, op. cit.).
Wotan, el vagabundo, había inspirado a los Wandervogel
y otros jóvenes, como Kennedy y Ryan declararon en su estudio del movimiento de
contra-cultura. Él ahora asumía su papel como el líder de la Caza Salvaje
(Wilde Jagd, Wild Hunt), a medida que su “avatara” comenzaba a
congregar a las masas sin rumbo y errantes:
«Wotan es un vagabundo inquieto que crea desasosiego y
estimula la lucha, aquí y allá, y obra la magia. Él fue transformado pronto por
el cristianismo en un demonio, y sólo vivió en las debilitadas tradiciones
locales como un cazador fantasmal que era visto con su séquito, titilando como
un fuego fatuo durante la noche tempestuosa» (“Wotan“, Ibid.).
Con la imposición del barniz cristiano sobre un pueblo
cuyo Dios había sido expulsado hacia las “sombras”, esperando ser evocado,
Wotan había seguido haciendo sentir su presencia en las periferias de la
conciencia de los germánicos como una figura evasiva, el líder de la Caza
Salvaje, que estaba siendo entonces llamada de vuelta a la expresión
consciente en su papel como Dios preeminente. Jung declara que Wotan había sido
sostenido por las figuras literarias de Alemania, y en particular por
Nietzsche, quien fue una influencia germinal sobre el pensamiento de Jung [23].
[23] F. McLynn, op. cit.,
pp. 46, 241.
La fuerza Wotánica demasiado a menudo había sido
identificada con su clásica forma dionisiaca por el mundo académico, pero
parece de poca relevancia referirlo a un arquetipo clásico en vez de a uno
germánico, aparte de como un medio de analogía. Jung declaró de esa tradición
literaria que mantuvo viva la fuerza Wotánica, aunque en el modo clásico:
“Los jóvenes alemanes que celebraban el solsticio con
sacrificios de ovejas no fueron los primeros en oír el crujido en la selva
virgen del inconsciente. Ellos fueron anticipados por Nietzsche, Schuler,
Stefan George y Ludwig Klages. La tradición literaria de Renania y del
territorio al Sur del río Main tiene un sello clásico del que no es fácil
deshacerse; cada interpretación de la embriaguez y la exuberancia es susceptible
de ser llevada de vuelta a los modelos clásicos, a Dionisio, al puer aeternus y el Eros
cosmogónico. Sin duda parece mejor para los oídos académicos interpretar
estas cosas como Dionisio, pero Wotan podría ser una interpretación más
correcta. Él es el dios de la tormenta y el frenesí, el desencadenador de
pasiones y del ansia de batalla; además él es el mago superlativo y el artista
de la ilusión, que es versado en todos los secretos de una Naturaleza oculta”
(Jung, “Wotan”).
Jung ve a Wotan en el Zaratustra de Nietzsche,
aunque Nietzsche parezca haber estado escribiendo inconscientemente bajo la
influencia del dios escondido:
«El caso de Nietzsche es ciertamente peculiar. Él no
tenía ningún conocimiento de la literatura germánica; él descubrió al “filisteo
cultural”; y el anuncio de que “Dios está muerto” condujo a la inesperada
reunión de Zaratustra con un dios desconocido, el cual se acercó a aquél a
veces como un enemigo y a veces disfrazado como Zaratustra mismo. Zaratustra,
también, era un adivino, un mago, y el viento tormentoso».
Jung cita del Zaratustra de Nietzsche para
mostrar la naturaleza análoga que hay entre los dos, usando expresamente esas
figuras como conjuradores de tormentas:
«”Y, semejante al viento,
quiero yo soplar alguna vez entre ellos, y con mi espíritu cortar la
respiración a su espíritu: así lo quiere mi porvenir.
«”En verdad, un viento fuerte
es Zaratustra para todos los bajos fondos; y este consejo da a sus enemigos y a
todo lo que escupe y vomita: ¡Guardaos de escupir contra el viento! [Zaratustra, II, De la
Chusma]
«Y cuando Zaratustra sueña que, guardián de las tumbas
en la montaña del castillo de la muerte, quiere abrir la puerta, y “un
viento rugiente abrió violentamente las hojas de la puerta“:
«”Con agudos gritos y
chillidos arrojó hacia mí un ataúd negro. Y en medio del rugir, silbar y chirriar, el ataúd
se hizo pedazos y escupió miles de carcajadas diferentes”.
«El discípulo, interpretando el sueño, dice:
«”¿No eres tú mismo el viento
de silbidos agudos, que arranca las puertas del castillo de la muerte?. ¿No
eres tú mismo el ataúd lleno de maldades multicolores y lleno de muecas
angelicales de la vida?”» [Zaratustra, II, El Adivino].
El Zaratustra de Nietzche parece ser una perfecta
expresión poética de Wotan, así como una percepción profética del “viento de
silbidos agudos, que arranca las puertas del castillo de la muerte” en
Alemania menos de cuarenta años más tarde. Para respaldar su caso para lo que
podría ser considerado como la propia posesión inconsciente de Nietzsche por
parte de Dios, Jung cita tres poemas de Nietzsche que habían sido
escritos a lo largo de varias décadas. Los poemas muestran que aunque Nietzsche
fuera inconsciente de la identidad de ese “Dios Desconocido”, continúa
Jung, él ciertamente estaba consciente de la existencia e influencia de Dios
sobre él. Esto indica también algo de la vida todavía muy subterránea de Wotan
en el inconsciente colectivo de los alemanes, hasta el punto de que Nietzsche
no fue capaz de poner un nombre al Dios, a pesar de su evidente carácter
Wotánico:
En 1863 ó 1864, en su poema Al Dios Desconocido,
Nietzsche había escrito:
«”Te quiero conocer, desconocido,
tú que me aferras en las profundidades del alma
y atraviesas mi vida como una tempestad,
¡tú, difícil de alcanzar, parecido a mí!.
Te quiero conocer y te quiero servir”.
«Y veinte años más tarde, en su magnífico Himno al
Mistral, dice:
«”¡Cómo te amo, viento mistral,
cazador de nubes, asesino de tribulaciones,
barrendero del cielo, viento bramador!
¿No somos ambos las primicias
de un mismo seno, predestinados para siempre
a un mismo destino?“.
«En el ditirambo conocido como El Lamento de
Ariadna [incluído enAsí Hablaba Zaratustra, IV, El Encantador], Nietzsche
es completamente una víctima del dios cazador, por lo cual incluso la forzada
auto-liberación de Zaratustra al final no cambia nada:
«”Postrada en tierra, temblando de horror,
como una moribunda a quien le calientan sus pies,
sacudida, ay de mí, por fiebres desconocidas,
temblando por agudos dardos de escarcha,
¡acosada por ti, pensamiento!,
¡Innombrable!, ¡Encubierto!, ¡Aterrador!.
Tú, cazador oculto detrás de las nubes!
¡Fulminada en tierra por ti,
ojo burlón que me mira desde la oscuridad!
Así yazgo,
me doblo, me retuerzo, atormentada
por todas las eternas torturas,
herida
por ti, el más cruel cazador,
tú, desconocido dios…“».
Cuando Nietzsche célebremente declaró que “Dios ha
muerto”, claramente surgió la necesidad de agregar una aclaración. Ese
“Dios Desconocido” estaba todo menos muerto y tenía agarrado a Nietzsche. Si
Hitler fue el “avatara” de Wotan, Nietzsche fue el escriba y profeta.
Jung se refiere a una experiencia mística que tuvo Nietzsche que indica un
estado de posesión por Wotan como arquetipo:
«Esta notable imagen del dios
cazador no es una mera figura retórica ditirámbica, sino que está basada en una
experiencia que Nietzsche tuvo cuando él tenía quince años, en Pforta. Está
descrita en un libro de la hermana de Nietzsche, Elizabeth Foerster-Nietzsche.
Cuando él vagaba en un sombrío bosque por la noche, él fue aterrorizado por “un
grito estridente que venía de un manicomio cercano”, y poco después se encontró
cara a cara con un cazador cuyos “rasgos eran salvajes y extraños”. En un valle
“rodeado de un matorral impenetrable” el cazador puso un silbato entre sus
dientes y “emitió un agudo sonido”, con lo cual Nietzsche perdió el
conocimiento y se despertó en Pforta. Había sido una pesadilla. Es
significativo que en su sueño Nietzsche, que en realidad tenía la intención de
ir a Eisleben, la ciudad de Lutero, hablara con el cazador acerca de la
posibilidad de ir en cambio a “Teutschenthal” (Valle de los alemanes). Nadie que
tenga oídos puede entender mal el agudo silbido del dios de la tempestad en el
bosque nocturno. ¿Se debe realmente sólo al hecho de que Nietzsche fuera
filólogo clásico que el dios se haya estado llamando Dionisio y no Wotan, o se
lo debemos a su decisivo encuentro con Wagner?».
Las imágenes tienen las características de Wotan como
el líder de la Caza Salvaje. Es en ese rol que Wotan había sobrevivido a
su relegación a la “sombra” del inconsciente colectivo alemán, lo que le
permitió a través de los siglos surgir de nuevo en la conciencia. Fue en ese
rol que Wotan se ha manifestado desde Escandinavia a Suiza. El sueño de
Nietzsche contiene todos los elementos primarios del mito. Es en bosques por la
noche que un viajero desprevenido podría encontrar una atemorizante fisonomía
de Wotan, con el grito de “Midden in dem Weg!”, mientras sus compañeros
gritan “¡Wod!, ¡Wod!” [24].
[24] K. H. Gundarsson, “The
Folklore of the Wild Hunt & the Furious Host”, de una conferencia
pronunciada ante la Cambridge Folklore Society. Impreso en Mountain Thunder,
edición Nº 7, 1992.
Nietzsche como un joven de 15 había encontrado al
“Dios Desconocido” como Wotan en la forma del Cazador Salvaje, pero nunca lo
habría reconocido. A pesar de sus posteriores descripciones poéticas del “Dios
Desconocido”, que es de modo inconfundible Wotan, su identidad permaneció
obscurecida por las preocupaciones clasicistas de Nietzsche. Jung continúa con
otra visión profética entre los alemanes del retorno de Wotan:
«En su libro “Reich ohne Raum” [Imperio sin
Espacio], que fue primero publicado en 1919, Bruno Goetz vio el secreto de
los acontecimientos próximos en Alemania en la forma de una visión muy extraña.
Nunca he olvidado ese pequeño libro, ya que me golpeó entonces como un
pronóstico del clima alemán. Anticipa el conflicto entre el reino de las ideas
y la vida, entre la naturaleza dual de Wotan como dios de la tormenta y dios de
meditaciones secretas. Wotan desapareció cuando sus robles cayeron, y apareció
otra vez cuando el Dios cristiano demostró ser demasiado débil para salvar a la
cristiandad de la matanza fratricida. Cuando el Santo Padre en Roma sólo
podía impotentemente lamentarse ante Dios por el destino de lagrex
segregatus [el rebaño disperso], el viejo cazador tuerto, en el borde del
bosque alemán, se rió y ensilló a Sleipnir».
De ahí que cuando Hitler triunfó sobre Alemania Jung
consideró el papel de los arquetipos para explicar el fenómeno como de más uso
que las interpretaciones políticas o sociológicas:
«Siempre estamos convencidos
de que el mundo moderno es un mundo explicable racionalmente, basando nuestra
opinión en factores económicos, políticos y psicológicos. Pero si pudiéramos
olvidar por un momento que vivimos en el año del Señor 1936, y si dejásemos a
un lado nuestra bien intencionada sensatez humana, demasiado humana, y se nos
permitiera traspasar a Dios o a los dioses —en lugar del hombre— la
responsabilidad de los acontecimientos contemporáneos, entonces Wotan serviría
perfectamente al caso nuestro como una hipótesis natural. Incluso me atrevo a
presentar la afirmación herética de que el viejo Wotan, con su carácter abismal
e insondable, explica el Nacionalsocialismo más que, en conjunto, los tres
razonables factores mencionados. Aunque cada uno de ellos aclara un aspecto
importante de las cosas que están sucediendo en Alemania, todavía más lo
explica Wotan, y concretamente el fenómeno general mismo, que permanece extraño
e incomprensible para quien no sea alemán, incluso después de la más profunda
reflexión.
«Tal vez podemos designar
este fenómeno general como Ergriffenheit, que es la posibilidad de ser “ocupado”, de ser poseído.
Este término implica tanto un Ergriffener, un “capturado”, un “poseído”,
como también unErgreifer, “el que se apodera”, que posee. Siendo Wotan
“uno que se apodera”, lo que significa que posee a los hombres, si no se quiere
derechamente divinizar a Hitler —lo que realmente de alguna manera ya ha
ocurrido—, sólo queda Wotan como única explicación. Es cierto que él comparte
con su primo Dionisio esta característica, pero parece que la influencia de
éste se ejercía principalmente sobre el género femenino. Se puede decir que las
ménades de Dionisio constituían una tropa de asalto(SA = Sturm-Abteilung)
femenina, y de acuerdo con la historia mitológica, eran bastante peligrosas.
Wotan se limita a los furibundos Berserker, que fueron empleados como
guardaespaldas por los míticos reyes (vikingos).
«Para un espíritu todavía
infantil que considera a los dioses como entidades metafísicas realmente
existentes o bien como invenciones jocosas o supersticiosas, el mencionado
paralelismo entre Wotan
redivivus y la tormenta sociopolítica y psíquica que sacude a Alemania hoy
en día, podría tener al menos el valor de una alegoría. Pero como los dioses
son claramente personificaciones de las fuerzas psíquicas, afirmar su
existencia metapsíquica es una presunción intelectual tanto como la hipótesis
de que fueron inventados. Las “fuerzas psíquicas” desde luego no tienen nada que
ver con la conciencia; como nos gusta jugar con la idea de que la conciencia y
lapsique son lo mismo, la nuestra no es más que una presunción intelectual.
Nuestra obsesión para explicarlo todo racionalmente encuentra obviamente su
raíz en el temor metafísico, porque el racionalismo y la metafísica han sido
siempre hermanos hostiles. Las “fuerzas psíquicas” tienen más que ver con el
reino de lo inconsciente; por eso todo lo que de improviso se le manifiesta al
hombre saliendo de aquella región oscura es considerado o como proveniente de
fuera, y por lo tanto real, o como una alucinación, y por ello no real. Pero la
posibilidad de que existan cosas reales que no provienen desde el exterior,
hasta ahora a duras penas se ha insinuado en la mente del hombre de nuestro
tiempo.
«Se puede, en efecto, para
una mayor claridad y para escapar de los prejuicios, prescindir del nombre y
del concepto de Wotan e indicar lo mismocomo furor teutonicus; haciendo eso, sin embargo,
todavía se viene a decir lo mismo, y no tan bien, ya que el furor en este caso
es una simple psicologización de Wotan y no significa nada más que el hecho de
que la gente alemana está en un estado de furia. Con esto perdemos de vista una
característica valiosa de todo el fenómeno, a saber, el aspecto dramático delErgreifer,
de aquel “que aferra”, y del Ergriffener, aquel que ha sido “tomado”,
poseído por aquél. Pero lo que más llama la atención en el fenómeno alemán es
propiamente el hecho de que un hombre evidentemente “poseído”, “posea” a la nación
entera hasta el punto que todo se pone en movimiento, comienza a avanzar e
inevitablemente a deslizarse peligrosamente» (Jung,“Wotan”, op.
cit.).
Es evidente a partir de los pasajes citados que Jung
estaba observando un fenómeno y explicando sus orígenes, en una manera
desapegada y académica. Sin embargo, para muchos en la academia, la objetividad
desapegada y académica en cuanto a tales asuntos es equivalente a ser un
“simpatizante nazi”, y uno sólo puede aparentemente evitar la difamación
por histéricas declaraciones opuestas, que se leen más como tratados políticos
que como un intento de examinar un fenómeno en una manera clínica, y así quizás
prestar algún servicio genuino a la Humanidad. Jung estaba observando lo que
estaba ocurriendo en Alemania sobre una base colectiva, tal como él observaría
y analizaría a un paciente como un individuo.
Él también estaba ofreciendo una temprana advertencia
acerca de a dónde podría conducir dicho fenómeno, una vez que la “fuerza
psíquica” de Wotan había sido soltada, el cual podría asumir el papel de líder
de la Caza Salvaje, tomando despiadadamente todo lo que estuviese
delante de él, más bien que su papel de musa que había inspirado poco antes los
felices vagabundeos de miles de jovenes alemanes, cuando ellos caminaban por el
campo, a lo ancho y a lo largo, cantando al son de mandolinas y guitarras en un
alegre rechazo de la época materialista y tecnológica [25], y que ahora se
manifestaba en laJuventud Hitleriana y en la Liga de Muchachas
Alemanas.
[25] G. Kennedy (ed.), Children
of the Sun, op. cit., pp. 69-70.
Jung continúa: «Wotan me parece
que como hipótesis da en el blanco. Él estaba, al parecer, sólo durmiendo en el
monte Kyffhäuser, hasta que los cuervos le anunciaron la frescura matutina.
Wotan es una característica básica de la psique alemana, un “factor” psíquico
de naturaleza irracional, un ciclón que arrasa y nivela la zona de alta presión
cultural. Parece que los seguidores de Wotan, a pesar de toda su extravagancia,
se han visto más certeros que los adoradores de la razón. Wotan, y esto
evidentemente fue olvidado por completo, es un dato germánico de primera
importancia, la expresión más genuina y la personificación no superada de una
característica fundamental, particular del pueblo alemán.
«Houston Stewart Chamberlain [26] es un síntoma que hace
sospechar que en otros lugares pueden existir dioses clandestinos que están
durmiendo. El énfasis en la raza germánica (vulgo “aria”), la esencia nacional
germánica, la sangre y el suelo, los cantos Wagalaweia, la cabalgata de
las Valkirias, Jesús transformado en un héroe rubio de ojos azules, la madre
griega del apóstol Pablo, el diablo como un Alberich internacional de aspecto
judío y masónico, la nórdica aurora borealis como signo de civilización,
la inferioridad de las razas del Mediterráneo… éste es el escenario
indispensable en el cual, en el fondo, todo tiene el mismo significado: la
posibilidad de que los alemanes hayan sido “tomados”, poseídos por un dios, por
lo cual su casa “está llena de un viento salvaje”.
«Poco después de la llegada
de Hitler al poder, si no me equivoco, el célebre “Punch” publicó una caricatura
que representaba a un airadoBerserker liberándose a sí mismo de las
cadenas. En Alemania se ha desatado un huracán, mientras nosotros todavía
creemos que hace buen tiempo» (Jung, “Wotan”, op. cit.).
[26] Houston Stewart Chamberlain, un inglés
germanófilo, cuyo magnum opus, Fundamentos del Siglo Diecinueve,
fue una influencia germinal tanto sobre la Alemania guillermina como sobre la
ideología nacionalsocialista.Véase H. S. Chamberlain, Foundations of the
Nineteenth Century, Londres, 1911.
El resurgimiento atávico había conquistado la “razón”,
que en sí misma a menudo ha asumido formas —y sigue haciéndolo— que son
irracionales y que asumen la manifestación religiosa, dando testimonio de las
fuerzas irracionales que siguen dirigiendo al hombre, cualquiera sea su barniz
racionalista. De ahí que la “Ilustración” diera ocasión a los cultos
antagonistas de la “Razón” y de la “Naturaleza” entre los revolucionarios
franceses, cuyos ideólogos desplegaron la bandera de la “ciencia”, sólo para
llegar a manifestarse en el espectáculo de una actriz adornada en estilo
clásico como la “diosa de la Razón” sobre el altar de la catedral de Notre
Dame en 1793, mientras el materialismo científico en la URSS deificaba el
cadáver de Lenin momificándolo y sepultándolo dentro de una pirámide
escalonada.
Mientras los ejércitos germánicos reafirmaban la furia
de los teutones con Wotan desatado, ¿fue la reacción de los Aliados un poco
menos feroz? Uno no puede hacer ahora tales preguntas en una manera académica
más que en el tiempo de Jung, sin esperar ser vilipendiado como un
“simpatizante nazi”. Estamos sujetos a una dicotomía moral que debe sus
orígenes a un dios de una cultura diferente. Sin embargo, ¿podría no ser dicho,
considerando fenómenos tan extraños como los ahorcamientos de Núremberg [27] o
el Plan Morgenthau para el exterminio de posguerra de los alemanes y la
destrucción de su estructura estatal [28], que la reacción contra la tormenta
wotánica que salió de Germania fue una tormenta de otro tipo que salió del
Levante? Confrontando aquí a Wotan estaba Yahvé, el tribal dios de la Venganza,
que se había metamorfoseado a lo largo de los siglos bajo la impronta de los
occidentales y que había asumido la forma del “Cristo Ario” [29], pero quien
era reafirmado entonces en toda su antigua furia tribal como un celoso dios
levantino de la guerra a la cabeza de los ejércitos Aliados. Un dios, además,
cuyas tormentas de fuego literalmente incineraron a cientos de miles de
personas en las ciudades de Dresden, Hamburgo y otras.
[27] Note la analogía con la celebración judía de Purim
que conmemora el colgamiento de Hamán como el enemigo de Israel, junto con sus
hijos. Ester7:9-10, 9:25.
[28] J. Bacque, Crimes and
Mercies: The Fate of German Civilians under Allied Occupation 1944-1950,
Londres, 1997.
[29] Véase de K. R. Bolton, “Odin
and the Faustian Imperative”. Wotan había asumido también la forma del “Cristo ario”,
y hubo una dicotomía no resuelta entre Wotan y este cristianismo gótico dentro
de la Alemania de Hitler, que fue también aludida en el ensayo “Wotan“
en cuanto al Movimiento de la Fe Alemana. Note también que Jung además
menciona a Wotan como siendo“visto, de aspecto bastante modesto, en la casa
de reuniones de una secta de gente sencilla en el Norte de Alemania, disfrazado
como Cristo y sentado sobre un caballo blanco”. En cuanto al conflicto
entre Wotan y el “Cristo ario” dentro de la Alemania Nacionalsocialista véase
de R. Steigmann-Gall, The Holy Reich: Nazi Conceptions of Christianity
1919-1945, Nueva York, 2004.
En otra parte en el ensayo “Wotan” Jung alude a
ese fenómeno histórico de la confrontación con un dios extranjero, refiriéndose
a Yahvé:
«Siempre ha sido terrible caer en las manos de un dios
vivo. Yahvé no era ninguna excepción a esta regla, y los filisteos, edomitas,
amorreos, y el resto, que estaban fuera de la experiencia de Yahvé, deben
ciertamente haberlo encontrado sumamente desagradable» (Jung, “Wotan”, op. cit.).
Lo que dejó expectante a Jung en cuanto al Hitlerismo
fue que la evocación del reconocimiento consciente del Dios Desconocido ofrecía
la potencial oportunidad para reconocer los impulsos atávicos y tratar con
ellos positivamente, tal como el analista trata con los complejos reprimidos
del individuo, los cuales podrían ser integrados entonces en una manera
positiva y creativa. Se trataba de un experimento de masas en psicología
analítica que podría proporcionar lecciones a otros pueblos y culturas para
resolver sus conflictos internos.
“Son especialmente los
alemanes los que tienen una oportunidad, única quizás en la Historia, para
examinar sus propios corazones y aprender que de aquellos peligros del alma
eran de los cuales el cristianismo trató de rescatar a la Humanidad. Alemania
es una tierra de catástrofes espirituales, donde la Naturaleza sólo
aparentemente hace la paz con la razón que gobierna al mundo. El perturbador de
la paz es un viento que sopla sobre Europa desde la inmensidad de Asia,
barriendo un amplio frente desde Tracia hasta el Báltico, dispersando las
naciones ante él como hojas secas, o inspirando pensamientos que sacuden al
mundo hasta sus fundamentos. Es un Dionisio elemental que irrumpe en el orden
apolíneo. El suscitador de esta tempestad es llamado Wotan, y podemos aprender
mucho sobre él a partir de la confusión política y la agitación espiritual que
él ha causado a través de toda la Historia.
“Para una investigación más
exacta de su carácter, sin embargo, debemos volver a la época de los mitos, que
no explicaban todo en términos del hombre y sus limitadas capacidades sino que
buscaban la causa más profunda en la psique y sus poderes autónomos. Las
intuiciones más tempranas del hombre personificaron a esos poderes como dioses,
y los describieron en los mitos con gran cuidado y circunstancialmente según
sus diversos caracteres. Eso pudo ser hecho más fácilmente debido a los
firmemente establecidos tipos primordiales o imágenes que son innatas en el
inconsciente de muchas razas y ejercen una influencia directa sobre ellos”.
Jung llega entonces a otra de sus polémicas teorías,
la de que los arquetipos se diferenciaron racialmente con la diferenciación de
la Humanidad en razas. Jung había dicho en otra parte que esas diferencias
raciales están presentes en el inconsciente colectivo y en el individual:
“De esta manera, es un error completamente imperdonable
aceptar las conclusiones de una psicología judía como generalmente válidas [30]. Nadie soñaría con tomar la
psicología china o india como si tuviesen autoridad sobre nosotros. La barata
acusación de anti-judaísmo que ha sido levantada contra mí con motivo de esta
crítica es casi tan inteligente como acusarme de un prejuicio anti-chino. Sin
duda, en un nivel más temprano y más profundo del desarrollo psíquico, donde es
todavía imposible distinguir entre una mentalidad aria, semita, camita o
mongola, todas las razas humanas tienen una psique colectiva común. Pero con el
comienzo de la diferenciación racial, las diferencias esenciales son
desarrolladas en la psique colectiva también. Por esta razón no podemos
trasplantar el espíritu de una raza extranjera en su totalidad en nuestra
propia mentalidad sin dañar la sensibilidad de esta última, un hecho que, sin
embargo, no impide que las diversas naturalezas de instinto débil afecten a la
filosofía hindú y otras por el estilo” [31].
[30] Una de las razones primarias de Jung para romper
con Sigmund Freud fue que él consideraba que Freud estaba proyectando
características judías sobre la Humanidad sin explicar dichas diferencias. Eso
por supuesto provocó acusaciones de “anti-semitismo” contra Jung.
[31] C. G. Jung, Collected
Works, Nueva York, 1953, vol. 7, p. 149, nota 8.
Considerando el reconocimiento de la diferenciación
racial en la psicología analítica, Jung fue por lo tanto capaz de interpretar
las acciones de las naciones de acuerdo a sus arquetipos, tales como sus
dioses, afirmando de esto en su ensayo “Wotan” que
«Puesto que el comportamiento de una raza toma su
carácter específico de sus imágenes subyacentes, podemos hablar de un arquetipo
“Wotan”. Como un factor psíquico autónomo, Wotan produce efectos en la vida
colectiva de un pueblo y revela de ese modo su propia naturaleza, porque Wotan
tiene una peculiar biología propia, completamente aparte de la naturaleza del
hombre. Es sólo de vez en cuando que los individuos caen bajo la influencia
irresistible de ese factor inconsciente. Cuando está inactivo, uno no es más
consciente del arquetipo Wotan que de una epilepsia latente. ¿Pudieron los
alemanes que eran adultos en 1914 haber previsto lo que ellos serían hoy? Tales
asombrosas transformaciones son el efecto del dios del viento, que “sopla donde
quiere, y oyes su sonido, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va” [Juan 3:8]. Éste se apodera de
todo lo que aparece en su camino y abate todo lo que no está firmemente
arraigado. Cuando el viento sopla sacude todo lo que está inseguro, externa o
internamente»(Jung, “Wotan”, op. cit.).
Sin embargo, la diferenciación racial no explica el
carácter de los arquetipos. Considerando que, según Jung, la mente está
compuesta por capas heredadas, las características de la mente no sólo son
heredadas sobre una base racial sino también sobre una base cultural. Si bien,
como ya se mencionó, nuestro cerebro consiste en órganos que reflejan
diferentes niveles de evolución, desde el sistema límbico hasta la corteza
cerebral, del mismo modo el inconsciente refleja un legado cultural heredado.
Esto significa que el “hombre moderno” ha sido empujado hacia la civilización
tecnológica, y el cambio ha ido creciendo cada vez más de manera exponencial.
La psique del hombre moderno no es completamente —ni siquiera principalmente—
“moderna”. Existen capas de la mente que son heredadas de épocas culturales
previas, incluyendo la más primordial. Jung explicó esto convincentemente en su
autobiografía:
“Si el inconsciente es algo en absoluto, debe
consistir en etapas más tempranas de nuestra psique consciente… Así como el
cuerpo tiene una prehistoria anatómica de millones de años, así también el
sistema psíquico. Y tal como el cuerpo humano hoy representa en cada una de sus
partes el resultado de esa evolución, y en todas partes todavía muestra rastros
de sus etapas más tempranas, lo mismo puede ser dicho de la psique” [32].
[32] C. G. Jung, Memories,
Dreams, Reflections, Nueva York, 1961, p. 348.
Posteriormente, Jung declaró de esto:
«Nuestras almas, así como
nuestros cuerpos, están formadas por elementos individuales que estaban todos
ya presentes entre nuestros antepasados. La “falta de novedad” de la psique
individual es una recombinación continuamente variada de componentes
antiquísimos. El cuerpo y el alma por lo tanto tienen un carácter intensamente
histórico y no encuentran ningún lugar en lo que es nuevo. Es decir, nuestros
componentes ancestrales están sólo parcialmente en casa en las cosas que acaban
de llegar a la existencia. Estamos ciertamente lejos de haber terminado con la
Edad Media, la Antigüedad clásica y la época primitiva, como nuestras psiques
modernas pretenden. Sin embargo, nos hemos sumergido en una catarata de
progreso que nos barre hacia el más lejano futuro con una violencia cada vez
más salvaje sacándonos de nuestras filas. Mientras menos entendemos lo que
nuestros antepasados buscaron, menos nos entendemos a nosotros mismos, y así
ayudamos con toda nuestra fuerza a privar al individuo de sus raíces y sus
instintos directores» [33].
[33] C. G. Jung, Ibid.,
pp. 235-236.
El hombre moderno existe en un mundo tecnológico, el
progreso del cual es exponencial, pero su psique no es capaz de seguir el ritmo
del cambio. Su mente no “progresa” en una manera exponencial similar. Éste es
un problema también considerado por el gran fisiólogo Alexis Carrel, otro
hombre de “Derecha” [34]:
“El medioambiente que ha
moldeado el cuerpo y el alma de nuestros ancestros durante muchos milenios ha
sido sustituído ahora por otro. Esta revolución silenciosa ha ocurrido casi sin
que la hayamos notado. No hemos comprendido su importancia. Sin embargo, se
trata de uno de los acontecimientos más dramáticos en la historia de la Humanidad,
porque cualquier modificación en su alrededor inevitable y profundamente
perturba a todos los seres vivientes. Debemos averiguar, por lo tanto, el grado
de las transformaciones impuestas por la ciencia sobre el ancestral modo de
vida, y por consiguiente sobre nosotros” [35].
“(…) Los seres humanos no han
crecido tan rápidamente como las instituciones surgidas de sus cerebros (…) La
civilización moderna se encuentra en una posición difícil porque no calza con
nosotros. Ha sido erigida sin ningún conocimiento de nuestra verdadera
naturaleza” [36].
[34] K. R. Bolton, “Alexis
Carrel: A Commemoration”,
Alexis Carrel:
A Commemoration, Part 1
A Commemoration, Part 1
Alexis Carrel:
A Commemoration, Part 2
A Commemoration, Part 2
Alexis Carrel:
A Commemoration, Part 3
A Commemoration, Part 3
[35] A Carrel, Man the
Unknown, Sydney, 1937, cap. 1:3.
[36] A Carrel, Ibid., cap. 1: 4.
A pesar de este barniz de civilización tecnológica y
el culto al racionalismo y a la ciencia, además del barniz de cristianismo, los
antiguos arquetipos no desaparecen; ellos están reprimidos y están al acecho en
las “sombras” del inconsciente colectivo. Volviendo al ensayo “Wotan” de
Jung:
“No estaba en la naturaleza
de Wotan perdurar y mostrar signos de vejez. Él simplemente desapareció cuando
los tiempos se volvieron contra él, y permaneció invisible durante más de mil
años, trabajando de manera anónima e indirecta. Los arquetipos se parecen a
lechos de ríos que se secan cuando el agua los abandona, pero que pueden
retornar a su nivel otra vez en cualquier momento. Un arquetipo se parece a un
viejo curso de agua a lo largo del cual el agua de la vida ha fluído durante
siglos, cavando un canal profundo para sí. Mientras más ha fluído en ese canal,
es muy probable que tarde o temprano el agua vuelva a su antiguo lecho. La vida
del individuo como un miembro de la sociedad, y particularmente como una parte
del Estado, puede ser regulada como un canal, pero la vida de las naciones es
un gran río impetuoso que está completamente más allá del control humano, en
las manos de Uno que siempre ha sido más fuerte que los hombres. (…)
“Los acontecimientos políticos se mueven desde un gran
obstáculo al siguiente, como un torrente atrapado en barrancos, meandros y
pantanos. Todo el control humano llega a un final cuando el individuo es atrapado
en un movimiento de masas. Entonces, los arquetipos comienzan a funcionar, como
sucede también en las vidas de los individuos cuando ellos se ven enfrentados a
situaciones que no pueden ser tratadas con ninguno de los modos acostumbrados.
Pero lo que un así llamado Führer hace con un movimiento de masas puede ser claramente visto si
volvemos nuestros ojos al Norte o al Sur de nuestro país…” (Jung, “Wotan”,
op. cit.).
Jung vio ese retorno de Wotan como el resurgimiento
del verdadero carácter germánico que había estado reprimido durante siglos, que
no sería retenido para siempre y que irrumpiría de alguna manera, para bien o
para mal. Él consideraba al “cristianismo alemán” como una aberración que no
era fiel al carácter alemán. Jung consideraba que esa fuerza debería ser
abiertamente reconocida e integrada en el moderno pueblo alemán, más bien que
ser sublimada en alguna forma de “cristianismo”. Él escribió acerca de la forma
deseable que la religiosidad alemana debería tomar como un retorno al
Paganismo:
«Los “Cristianos Alemanes” son una
contradicción en los términos y harían mejor en unirse al “Movimiento de la
Fe Alemana” de Hauer. Aquélla es gente decente y bien intencionada que
admite honestamente su Ergriffenheit [posibilidad de ser poseídos] y que
trata de llegar a un acuerdo con ese hecho nuevo e indiscutible. Ellos se toman
enormes molestias para hacerlo parecer menos alarmante, disfrazándolo con un
traje histórico conciliatorio y dándonos consoladoras vislumbres de grandes
figuras como Meister Eckhart, quien era, también, un alemán y, también, un ergriffen
[poseído]. De esta manera es eludida la incómoda pregunta de quién es el Ergreifer
(el que se apodera). Él siempre ha sido “Dios”. Pero mientras más Hauer
restringe la esfera mundial de la cultura indoeuropea a lo “nórdico” en general
y a la Eddaen particular, y mientras más “alemana” se hace esa fe como
una manifestación de la Ergriffenheit, más penosamente evidente es que
el dios “alemán” es el dios de los alemanes.
«Uno no puede leer el libro
de Hauer sin emoción, si uno lo considera como el esfuerzo trágico y realmente
heroico de un erudito concienzudo que, sin saber cómo le sucedió, fue
violentamente convocado por la voz inaudible del Ergreifer y que intentaba ahora
con toda su fuerza, y con todo su conocimiento y capacidad, construír un puente
entre las fuerzas oscuras de la vida y el brillante mundo de las ideas
históricas. ¿Pero qué significan todas las bellezas del pasado de niveles
totalmente diferentes de cultura para el hombre de hoy, cuando se ve enfrentado
con un dios tribal vivo e insondable como él nunca lo ha experimentado antes?
Ellos son absorbidos como hojas secas en el rugiente torbellino, y las rítmicas
aliteraciones del Edda llegaron a mezclarse inextricablemente con los
textos místicos cristianos, la poesía alemana y la sabiduría de los Upanishads.
Hauer mismo está poseído por las profundidades de sentido que hay en las
palabras primordiales que están en la raíz de las lenguas germánicas, hasta un
grado que él seguramente nunca conoció antes. Hauer el indólogo no es culpable
de eso, ni tampoco el Edda; es más bien culpa del kairos —el momento
presente en el tiempo— cuyo nombre tras una investigación cercana resulta ser
Wotan.
«Yo aconsejaría, por lo
tanto, que el Movimiento
de la Fe Alemana dejara a un lado sus escrúpulos. La gente inteligente no
los confundirá con los burdos adoradores de Wotan cuya fe es un mero pretexto.
Hay gente en elMovimiento de la Fe Alemana que es bastante inteligente
no sólo para creer, sino para saber, que el dios de los alemanes es Wotan y no
el dios cristiano. Ésta es una experiencia trágica y no una desgracia. Siempre
ha sido terrible caer en las manos de un dios vivo. Yahvé no era ninguna
excepción a esta regla, y los filisteos, edomitas, amorreos, y el resto, que
estaban fuera de la experiencia de Yahvé, deben ciertamente haberlo encontrado
sumamente desagradable. La experiencia semítica de Alá fue durante mucho tiempo
un asunto muy penoso para toda la cristiandad. Nosotros que estamos afuera
juzgamos demasiado a los alemanes como si ellos fueran agentes responsables,
pero quizás estaría más cercano a la verdad considerarlos, también, como
víctimas» (Jung, “Wotan”, Ibid.).
Aquí Jung está aconsejando que el mejor curso que
debía tomar la religiosidad alemana era un reconocimiento abierto de la
primacía de Wotan, sin ser mezclado con un “Cristo ario” o escrituras
indo-arias de Oriente, todas las cuales era populares entre los nacionalistas
alemanes, que buscaban una herencia “indoeuropea” más amplia para los
germánicos que se extendería hasta India e Irán. De aquí que Jung aconsejara
volver a los fundamentos que habían dado forma al pueblo alemán, sin intentar
sintetizar a Cristo, los Eddas y los Upanishads en una “Fe
alemana” que aun así no daría a Wotan su plena realización. La “Indología”
había surgido principalmente en Alemania durante la segunda mitad del siglo
XIX, a medida que los investigadores y especialmente los filólogos establecían
conexiones entre la más amplia familia indoeuropea de pueblos, y encontraron la
relación del sánscrito con el alemán, el inglés, el latín, etc. y trazaban
analogías entre el hinduísmo y el paganismo germánico.
En cuanto al cristianismo, éste era considerado ahora
como una religión “aria”, si bien no en su origen, al menos en la manera según
la cual fue moldeado de nuevo para que calzara con el carácter pre-existente de
los germánicos. Ernst Renan, uno de los investigadores alemanes más influyentes
del siglo XIX, escribió que “Originalmente judío hasta la médula, con el
tiempo el cristianismo se deshizo de casi todo que había tomado de esa raza, de
modo que aquellos que consideran que el cristianismo es la religión aria están
en muchos aspectos en lo correcto” [37]. Tales ideas influyeron al
principal ideólogo nacionalsocialista Alfred Rosenberg [38]. Sin embargo, Jung
por lo visto no abrazó ninguna de tales nociones pan-arias, e insistió en
dividir entre Oriente y Occidente sin tener en cuenta los componentes raciales
del primero.
[37] R. Steigmann-Gall, op.
cit., p. 108
[38] Alfred Rosenberg procuró mostrar temprano en su magnum
opus (1930) que Jesús era de una región, Galilea, que había sido
establecida por amorreos “nórdicos” (p. 6). El problema con el
cristianismo fue la influencia de Pablo emprendiendo una misión conscientemente
judía, mientras que Juan representaba el “espíritu aristocrático” (pp.
35-37), The Myth of the Twentieth Century, California, 1982.
Cualesquiera que hubieran sido las primitivas
características comunes entre los indoarios y los germánicos, ellas habían
estado hace mucho subordinadas a las distancias que habían surgido a través de
los milenios que se habían manifestado en una diferenciación de arquetipos.
Desde la perspectiva de Jung, era tan insatisfactorio para un germánico abrazar
la espiritualidad índica como lo era para él abrazar la judeidad del
cristianismo, ya que ambos eran ajenos a la psique germánica. Como ya se
aludió, Jung iba a escribir más tarde acerca de las “diversas naturalezas de
instinto débil… que afectaban a la filosofía india y otras similares” [39],
cuando él advirtió acerca del carácter negativo de ser influído por arquetipos
foráneos. Por esta razón Jung expresó su esperanza en el trabajo del Movimiento
de la Fe Alemana, y evidentemente buscaba un Wotanismo purificado.
[39] C. G. Jung, Collected
Works, 1953, op. cit.
Sin embargo el Movimiento de la Fe Alemana
nunca llegó cerca de los círculos gobernantes del Reich, y procuró sin
éxito ganar algún tipo de reconocimiento como la“verdadera expresión
religiosa del Nacionalsocialismo” [40]. Lo que Hauer deseaba era la
creación de un “Grupo de Trabajo Religioso de la Nación Alemana” que abarcaría
a las Iglesias cristianas junto con su propio movimiento, a diferencia de la
actual rivalidad entre ellas (Ibid.). A pesar de la literatura popular
que intentaba vincular al Nacionalsocialismo con el paganismo, hubo poco apoyo
entre los dirigentes del Reich para incorporar al Wotanismo, a pesar de
los ritos paganos y alusiones al Wotanismo entre la Juventud Hitleriana,
ciertas influencias en la SS y otras partes.
[40] R. Steigmann-Gall, op.
cit., p. 110.
Aunque desdeñoso del resurgimiento de una religión
Wotanista, Hitler sin embargo vio la ventaja de que elementos Wotanistas
mostraran a la juventud “el poderoso funcionamiento de la creación divina”
(Steigmann-Gall, p. 143). Lo que Hitler deseaba desde un punto de vista
pragmático era la unión de las denominaciones cristianas dentro de una sola
Iglesia del Reich, con él como la cabeza de aquella Iglesia (Id.,
pp. 188-189), de la misma manera en que el monarca británico es reconocido como
la cabeza de la Iglesia anglicana (Id., pp. 257-258). Hauer del Movimiento
de la Fe Alemana buscó el diálogo con el cristianismo alemán, como ya se
indicó, y consideraba a un cristiano alemán como estando más cerca a su
movimiento que un pagano no-alemán (Id., p. 149). Jung esperaba un
enfoque más definido de parte del Movimiento de la Fe Alemana, como el
organismo principal del Wotanismo en Alemania. Él no vería nada bueno surgiendo
de la sugerencia de atenuar el contraste entre el Wotanismo y el “cristianismo
ario”, sino que lo vería como un obstáculo para la convocación del arquetipo
Wotan a la conciencia plena.
«Si aplicamos de manera
sistemática nuestro punto de vista supuestamente peculiar, debiésemos concluír
que Wotan debe revelar, con el tiempo, no sólo el lado inquieto, violento y
tempestuoso de su carácter, sino también sus cualidades extáticas y mánticas,
un aspecto muy diferente de su naturaleza. Si esta conclusión es correcta, el
Nacionalsocialismo no sería la última palabra. Las cosas deben ser ocultadas en
un segundo plano que no podemos imaginar actualmente, pero podemos esperar que
ellas aparezcan en el curso de los próximos años o décadas. El renacer de Wotan
es un avance hacia el pasado; la corriente ha sido represada y se ha mantenido
en su viejo canal. Pero la Obstrucción no durará para siempre; es más bien un reculer pour mieux sauter
[retroceder para saltar mejor], y el agua superará el obstáculo. Entonces,
por fin, sabremos lo que Wotan dice cuando él “murmura a la cabeza de
Mimir”» (Jung, “Wotan”, final).
Desatar una fuerza como la representado por Wotan
planteaba peligros que Jung claramente reconoció. Al igual que un río
represado, su desatadura tenía el potencial para seguir un curso de energía
creativa extática o de destrucción, hasta el punto de la autodestrucción. Tiene
el potencial para nutrir o para ahogar. El pesimismo de Jung en cuanto a la
situación mundial aumentó, y él no vio nada bueno saliendo del mundo de la
posguerra, obsesionado por la tecnología e hiper-racionalista. Él estaba
consternado por el ascenso del comunismo, pero veía a la oposición de Occidente
como estando“completamente en bancarrota en cuanto a ideas que se le
opusieran”. Jung pensaba que Occidente estaba enfrentado a cuatro problemas
principales en su estructura profunda: la tecnología, el materialismo, la
carencia de individualidad y carencia de integración (McLynn, op. cit.,
p. 513). Wotan había sido ineptamente convocado por acólitos semi-conscientes y
luego hecho retroceder por Yahvé, y nada fue resuelto en favor de Occidente.–
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