Mediante el Principio de
sincronicidad, C. G. Jung intenta dar cuenta de una forma de
conexión entre fenómenos o situaciones de la realidad que se enlazan de manera
acausal, es decir, que no presentan una ligazón causal, lineal, que responda a
la tradicional lógica causa-efecto.
Establece que la forma en que los fenómenos se conexionan
sería a través de su significación.
Un tipificado prototipo de
sincronicidad se da cuando un ser humano constata que una efigie mental suya, netamente subjetiva, es evidenciada,
sin interpretación
causal, por un acontecimiento
terrenal que ocurre a la vez. Por lo
tanto, Jung considera que las sincronicidades son "coincidencias significativas sin causa".
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