LAS SUTILES CLAVES PARA EL CAMBIO - Conchita Madueño Carrillo
“A partir de lo malo surgieron en mí muchas
cosas buenas. El mantenerme tranquila, no reprimir, estar atenta, aceptar la
realidad tal como es – tomar las cosas tal como son y no como yo las deseaba- me
dio conocimientos inusuales, además de fuerzas insólitas de un modo como nunca
hubiese podido imaginar. Siempre pensé que si uno acepta las cosas, después de
alguna manera las cosas lo superan a uno, pero esto no es para nada así, y sólo
al aceptarlas se puede adoptar una postura al respecto.(….). Así jugaré el
juego de la vida en cuanto acepto lo que me trae el día y la vida,
alternativamente, lo bueno y lo malo, sol y sombra que cambian continuamente y
así también acepto mi propio ser con su aspecto positivo y negativo y todo se vuelve
más vivo.¡Qué tonta fui! ¡Cómo pude querer forzar todo según mi parecer!”.
La palabra “aceptación”, clave inequívoca para
el cambio,ha sido abordada desde todas las Ciencias Humanas especialmente la filosofía,
la religión y la psicología tanto en Occidente como en Oriente. No hemos de
confundir los verbos latinos acceptareyre-signare
que dieron origen respectivamente a aceptar y resignarse. Si bien ambos indican la asunción de un hecho
físico o psíquico desagradable y doloroso, desde la aceptación existe la esperanza
de poder transformarlo; sin embargo la resignación conlleva un estado de ánimo
depresivo, un “retirar el signo o el sello” (es el significado de re-signare), renunciando así a toda
lucha. El cambio al que invita la aceptación no aspira a la transformación de
los hechos sino a la de la mirada, mirada que al re-crearse facilita una
actitud renovadora.
Alan Watts, filósofo británico, escritor,
sacerdote anglicano y experto en religiones hace referencia a una filosofía de
la aceptación. Lo expresó así: “Al igual que la música depende de la interrelación entre las notas y
los silencios, la existencia depende del vivir y del morir, los dos opuestos
que son su padre y su madre. Por ello negar o tratar de rechazar una de esos
dos opuestos significa negar la existencia en sí misma”. Este
autor, muy influenciado por la obra de Jung, da una clave más para poder
alcanzar ese sentimiento llamado “aceptación”,en la misma línea que la autora
de la carta: nos movemos en un mundo de opuestos. Un mundo que requiere estar
atentos a que, tanto dentro como fuera de nosotros, junto a la luz existe la
oscuridad, donde no hay bien sin mal, ni deseo sin rechazo, ni amor sin odio. Llegar
a la comprensión de esta dualidad nos provee de unos mecanismos más benéficos para afrontar la frustración
que conlleva la propia vida.
Tomemos como ejemplo lo que
sucede en la ruptura amorosa. Resignarnos ante la pérdida es sumirnos en la
tristeza, el desánimo, la desesperación y la duda sobre nuestra valía. Por el contrario,
aceptar la realidad desde la óptica de los opuestos, al margen del inevitable
dolor, sería vislumbrar que aquello que creemos perder al alejarse de nosotros
la persona amada es precisamente lo que no hemos podido desarrollar en nuestra
personalidad.Esta nueva visión nos sitúa en otra realidad: nuestra valía
permanece intacta y podemos emprender la apasionante tarea de descubrir otras
facetas de nuestra psique. Nada se pierde, todo se integra.
Libro recomendado: La
sabiduría de la inseguridad de Alan Watts
Mayo 2017
Conchita Madueño Carrillo
Buenas tardes, me parece muy interesante el articulo, gracias
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