El final de las obras completas del padre de la psicología profunda coincide este año con la conmemoración del centenario de su aportación más célebre al siglo XX, el inconsciente colectivo.
Carl Jung lee en su casa en Küsnacht (Suiza) en 1949. dmitri kessel (getty)
El inconsciente colectivo cumple 100 años, aunque al parecer lleva funcionando desde el origen de los tiempos. La idea la formuló Carl Jung en 1916,
inspirado en el inconsciente personal de Freud. Frente al creciente
individualismo urbano, fue invención campesina, del hijo de un párroco
rural que creció al abrigo de los bosques y las montañas. El
inconsciente colectivo es algo así como una patria común y desconocida,
se manifiesta aquí y allá, entonces y ahora, y es razonable pensar que
lo seguirá haciendo. Para desarrollar la idea, Jung, de quien Trotta acaba de culminar su Obra Completa en 18 volúmenes con la publicación de Investigaciones experimentales,
utilizó el concepto de arquetipo, una imagen que pertenece al tesoro
compartido de la humanidad, que sobrevuela los climas y las épocas y
que, siendo arcaica y primordial, puede adherirse al individuo sin pasar
por una cultura particular. El arquetipo es una imagen con alto
contenido emocional que nos ayuda en nuestra educación sentimental y a
ordenar los tipos humanos. Ahora que las emociones vuelven a estar de
moda (quizá porque la hora del puritanismo ha tocado a su fin, quizá
porque resultan rentables en este capitalismo tardío que nos ha tocado
vivir), es buen momento para hablar de ellas.
Sigue el artículo en este enlace:
http://cultura.elpais.com/cultura/2016/12/09/babelia/1481283788_980535.html
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